jueves, 3 de agosto de 2017

Lecturas para el verano Azarquiel El astrónomo andalusí Carlos Dorce Ed Nivola

Este libro pertenece  a la colección La matemática y sus personajes dirigida por mi buen amigo Antonio Pérez Sanz.
La historia de la ciencia en general y de las Matemáticas en general siempre han sido una de las grandes olvidadas de las aulas en cualquier nivel educativo.
Y si hablamos de nuestra propia historia ni os cuento.
Ya he comentado en otras ocasiones que en mi modesta opinión hemos tenido una visión errónea de ver la historia de Al Andalus como algo externo a nuestra identidad y a minusvalorar sus aportaciones. Nuestro ADN, nuestro idioma, las bellas edificaciones y obras de arte que pueblan nuestro territorio y su gran legado cultural dicen otra cosa. Yo soy natural de Al basit (la llanura ) y a mucha honra. Una de las mejores virtudes que tiene España es su gran diversidad cultural y humana pasada y presente, aunque haya muchos que son incapaces de reconocerlo y disfrutarlo.

Carlos Dorce empieza su libro haciendo un pequeño recorrido desde los comienzos de la llegada de los árabes a la península con la dinastía omeya y el califato de Córdoba y las continuas luchas intestinas entre hermanos, padres hijos, tíos... entre reinos y religiones que hacen difícil creer como pudo florecer tanta cultura y ciencia como la que hubo.
En los periodos de prosperidad, nuestros tatarabuelos andalusíes no sólo recopilaron y transmitieron el saber de los griegos, sino que mejoraron y corrigieron sus obras y desarrollaron saberes nuevos en todos los campos y en especial en las matemáticas.
Los sabios de está época lo eran en gran cantidad de disciplinas y no solían dedicarse a una sola, no era extraño un médico poeta y astrónomo o un filósofo constructor de clepsidras.
Del primer astrónomo del que nos habla es Maslama y sus discípulos. Los madrileños pueden decir con orgullo que el primer vecino de la villa del que se tiene conocimiento es un matemático y astrónomo. Aporta nuevos y mejores cálculos cálculos que permiten simplificar el trazado de un astrolabio, realiza sus aportaciones a las tablas astronómicas del Sindhind de Al Jwarizimi cambiando el meridiano y adaptando el calendario.
En otra entrada comenté también la posibilidad de que la bandera de siete estrellas de la Comunidad de Madrid tenga un origen lejano en el símbolo de la escuela de Maslama, la Osa Mayor  sobre el horizonte de Guadarrama.

También nos habla del esplendor científico en las taífas de Zaragoza y Toledo, donde nació Azarquiel del cuál podéis leer su vida en esta otra entrada.
Abu Al Salt de Denia, Avempace Ibn Tayufi Abenzoar, el judío Maimónides ... y muchos más científicos españoles andalusíes del periodo más brillante de nuestra historia científica.
Alfonso X fue el responsable de recopilar mucho de este trabajo gracias a su mecenazgo y a la escuela de traductores de Toledo y de que se conserve hasta nuestros días.

Por cierto a todos los que os interese el astrolabio os recomiendo el gran trabajo de mi querido amigo y compañero Manuel García Piqueras.

No quiero acabar mi reseña sin citar al gran filósofo cordobés Averroes quien ya en el siglo XII defiende la idea de que el hombre puede llegar al conocimiento de la verdad suprema a través de la filosofía y no sólo a través de la religión y la fe como hasta ahora. Sin duda influyó en la obra de Mirándola o Giordano Bruno.

Imprescindible para conocer nuestro pasado matemático

No hay comentarios:

Publicar un comentario