Siempre han existido y desgraciadamente, siempre han gozado de una cierta impunidad.
Cuando yo era pequeño, "chivarse" del matón no estaba bien visto, Debías de resolver tus problemas por ti mismo "como un hombre..." Además siempre existía la posibilidad de que su represalia fuera más terrible que el acoso cotidiano.
Ahora parece que son ellos las víctimas y los psicólogos, gente cuya labor sabéis lo que "respeto" por su contribución a la "mejora" que hemos tenido en la enseñanza, los ponen entre algodones y les ofrecen programas de mediación y no se que coñas marineras más.
Esto viene a cuento porque los matones de cuando yo era pequeño han tenido hijos y estos obedecen a la genetica.
Unos de estos matones enanos se estaba dedicando el otro día a molestar a mi hija dándole balonazos en un parque cercano a mi domicilio.
Al preguntar al matoncillo porque estaba haciendo aquello la contestación literal del individuo en cuestión fue "porque me da la gana..." y empezó a reirse de mi y de mi hija.
Yo primero de todo soy padre y fui hacia el niño, sin en ningún momento siquiera rozarlo, para buscar a sus padres y que le reprobaran su actitud, siguiendo el niño riéndose.
Esta actitud me hizo prguntarle:" ¿Que te parecería si yo porque me diese la gana te pegase a ti? No estaría bien ¿verdad?".No encontré a ninguno de sus padres y me fui .
A la mañana siguiente, en el colegio de mis hijas, cual fue mi sorpresa que ese niño al que nadie vigilaba cuando se dedicaba a molestar a los demás en el parque, tenía un padre que estaba enterado de los hechos.
Se acercó a mi y me llamó por un nombre que no es el mío, estos matones tienen la inteligencia justa para molestar o aprenderse un nombre no para las dos cosas a la vez.
Lejos de preguntar que había ocurrido, me recriminó que yo, profesor, hubiera reñido a su pobre niño por haber pegado un balonazo a mi hija. El matoncillo no había podido dormir esa noche.
Seguramente necesitará de un psicólogo.
Luego haciendo gala de su educación e ingenio de orangután, me amenazó y trató de insultarme haciendo referencia a que soy tuerto, lo soy desde hace 42 años.
Yo mantuve el tipo y le dije lo maleducado que era.
No hay que tenerles miedo a estos tipejos ni a su calaña. Hay que hacerles frente.
No defiendo que haya que usar la violencia, como hacen ellos. pero bajo ninguna circunstancia amedrentarnos cuando ellos dicen que la van a usar.
Siguen protegidos porque los demás les dejamos que nos den miedo, pero ellos son los cobardes mas grandes y no tienen respuesta cuando se les planta cara.
Basta ya de abusones.
A esto hemos llegado. Es una lástima.
ResponderEliminarUn beso para tu niña y un abrazo para ti,
Diego
Qué triste!
ResponderEliminarParece que estos tipos no se acaban nunca.
Yo creo que sí necesitan ayuda psicológica, pero también que alguien les ponga en su sitio de vez en cuando.
Una vez iba con mi familia. Al subir a un caballito mi hijo, muy pequeño aún fue empujado por otro nene, sudamericano, un poco mayor. Le recriminé y el niño me plantó cara. Decidí dejarlo correr. Estábamos a la puerta de un bar y si el crío estaba allí los padres estarían dentro. Cuando me iba me gritó: No te tengo miedo! Aquel crío a mí en cambio me dio mucha pena.
Buen consejo el de no amedrentarse.
Ánimo.
No podría estar más de acuerdo. Gran entrada.
ResponderEliminar